A lo largo de la historia de la humanidad, casi todas las civilizaciones han utilizado las calles y los muros públicos como espacios para dejar mensajes, frases, anuncios o marcas y señales.
Estas expresiones tan variadas, sirvieron siempre como un medio de comunicación, de expresión artística e incluso desde el punto de vista actual de un registro histórico que nos muestra su cultura, las creencias que tenían y las preocupaciones de aquellas sociedades en diferentes épocas.
Todas ellas y sin contacto entre sus culturas, utilizaron esos GRITOS de una forma muy similar. Una forma de comprender que utilizar los muros es una manera atemporal de expresión, era necesaria.
Los antiguos griegos, los romanos, la civilización maya o la egipcia, los vikingos y sin duda la civilización china y sus zonas de influencia, utilizaron muy parecidos modelos de uso de sus calles para expresarse desde las autoridades públicas pero también desde los ciudadanos que querían dejar constancia pública de sus GRITOS o de sus necesidades o publicidades.
En todas estas civilizaciones se empleaba la publicidad y nada mejor que las calles por las que pasan los ciudadanos.
Mensajes políticos, religiosos, culturales, de eventos o deportes, de citaciones públicas, de información de edictos, de nuevas leyes, de obligaciones o de publicidad comercial, funerarios o incluso dejando frases filosóficas.
Muy similares los usos entre romanos y griegos, sí vemos entre ellos esa comunicación en el tiempo que hace ver un intercambio de modos en la comunicación.
Los egipcios con sus jeroglíficos eran más de contar historias o mensajes algo más largos que un simple GRITO y solían utilizar los edificios públicos para dejar constancia de sus hechos religiosos, funerarios o conmemorativos de algún evento importante.
La civilización china y su zona de influencia además de sus paredes trabajaban también los pergaminos para dejar mensajes que posiblemente colgaban de paredes como si fueran murales que decoraban sus calles. Algo que por cierto todavía es posible ver en la actualidad en sus largas banderolas.
El mundo oriental era más dado a intervenir en los pensamientos de sus ciudadanos con frases más elaboradas, filosóficas, literarias y religiosas que dejaban en los exteriores de sus templos.
Los mayas y las civilizaciones de todas aquellas tierras hoy llamadas americanas también utilizaban modelos de comunicación muy similares con una escritura glífica similar en algunos aspectos a la egipcia, en donde relataban escenas históricas o incluso pequeñas escenas cotidianas de su vida social.
Todas las civilizaciones a lo largo de la historia han utilizado las calles y los muros de los edificios públicos sobre todo, como un lienzo para expresar sus culturas, sus ideas y su forma de ver un mundo que les tocaba compartir.
Estos mensajes, que iban desde anuncios simples hasta obras de arte complejas sobre todo cuando era en edificios religiosos, nos permiten hoy a través de lo que se ha conservado, comprender mejor la historia de la humanidad y la evolución de las diversas sociedades.
Estos mensajes en las paredes de aquellos edificios y sobre todo de aquellos siglos, son un recordatorio de la capacidad humana para expresarse, comunicar ideas y dejar un registro de su existencia para las generaciones futuras.
No siempre es fácil la interpretación de aquellos mensajes; puede ser complicado entender su significado real pues a veces requiere de un conocimiento profundo de la cultura y el contexto histórico en el que se crearon.
Una pequeña frase para nosotros hoy, pudo ser un mensaje complejo en aquellos momentos, y al revés.
A través de lo que hemos podido recuperar sabemos formas de sus rituales, información de algunas de sus batallas, conocemos a los dirigentes de aquellos momentos y en aquellas zonas, podemos entender algunas normas de convivencia y sus leyes, o incluso podemos entender escenas de su vida cotidiana para formarnos una idea de cómo vivían.
Los GRITOS a veces eran grabados, otras dibujos o escrituras, a veces pequeñas esculturas, pero todos ellos eran comunicación.
Informaban, persuadían, acusaban, entretenían, decoraban, conmemoraban o intentaban convencer de creencias. Y siempre ha sido la manera más simple y primitiva de comunicar personas con personas, emisores de ideas con receptores.
Da igual si hablamos de inscripciones cuneiformes en Mesopotamia, de Jeroglíficos egipcios en tumbas y templos con sus textos funerarios, historias mitológicas o graffitis romanos en Pompeya con insultos o declaraciones de amor, o si nos referimos a murales mayas en Teotihuacán mostrando sus dioses o sus batallas o si observamos los petroglifos en diversas culturas realizados en rocas para representar simplemente a sus animales, los cazadores, sus propios símbolos religiosos o incluso sus mapas.
Estas inscripciones antiguas proporcionan información invaluable sobre los idiomas, interacciones sociales, humor y hasta las preocupaciones diarias de las personas de civilizaciones pasadas, permitiendo una conexión única y directa con nuestros antecesores a través de sus propias palabras y dibujos.
Siempre era comunicar, transmitir ideas y hechos que por suerte hemos podido conocer y conservar.
Aquellos mensajes en muros y paredes son hoy unas ventanas al pasado que nos permiten comprender mejor las civilizaciones que nos precedieron.
Su conservación y estudio son hoy esenciales para preservar nuestra memoria colectiva y fortalecer nuestra identidad cultural. No nos pertenecen a nosotros aunque los estemos descubriendo ahora, tampoco a ellos pus ya no existen.
Toda esta cultura pasada y actual, pertenece a las generaciones venideras, que deben poder seguir conociendo y disfrutando de esos GRITOS.