Podríamos pensar que llenar una pared de mensajes, uno encima de otro, es una acumulación de basura.
Incluso, además de poder pensar eso, deberíamos hacerlo por el bien de nosotros mismos.
El caos existe y puede funcionar.
Bien y mal.
Todo depende de cómo lo queramos mirar, absorbe, asimilar, entender.
¿Si el caos funciona, sigue siendo caos?
Esta imagen que vemos arriba era la entrada a una exposición en el Museo Reina Sofía de Madrid. La obra era de Juan Luis Moraza.
Una declaración de intenciones. Una forma de explicarnos que la suma de un exceso, no indica ni caos ni la entrada al infierno.
¿Cómo nos organizamos como animales humanos que somos?
Dentro de esa organización está nuestra forma de comunicarnos, de hablar, de expresarnos.
No solo la voz, no solo los gestos o nuestras grafías, hay muchas más maneras.
El idioma no verbal es casi infinito… y personal también.
Y hay que aprender a descifrarlo.
Hablamos o nos expresamos de múltiples maneras y el presunto caos puede ser una de ellas.