Todo es muy relativo, y este grafiti pintada en una pared creo que de Madrid, nos lo recuerda con toda la crudeza posible. Los problemas también mueren con nosotros. Así que o los resolvemos, o los dejaremos sin resolver, lo cual nos indica que tan graves no eran, pues se resuelven ellos solos en cuando nosotros ya no estamos.
Los grafiti de calle son a veces pequeñas frases filosóficas de vida, GRITOS que lanzamos al aire, pues habitualmente nadie está cerca para escucharnos. Los dejamos un tiempo pegados a las paredes, y quien pasa los lee, sonríe o no, y cumplen esa misión absurda de la vida. Todo es relativo. Incluso la relatividad.